BORDADO CON CABELLO. Grabados y Litografías Orgánicas

Hace unos días terminamos el curso de Grabado al Pelo en Harinera ZGZ. Un curso diseñado meses antes de la aparición de este virus que nos ha obligado a repensar y adaptar nuestra cotidianidad. Tuvimos que adaptarlo y pese a que sufrió algunas modificaciones no perdió esencia: bordar con fibras delicadas una iconografía corporal a partir de la historia de nuestro cabello.

Fue un trabajo hermoso que requirió de disposición, calma y concentración. Cada una de las sesiones tuvo su ritmo y su lenguaje propio que nos permitió conocer historias y concepciones sobre nuestro cuerpo a partir del hilo capilar.

En un primer momento, creímos que lanzarnos con un curso de bordado con cabello humano era un riesgo no sólo porque el pelo cuando se cae de la cabeza pierde todo su poder y se convierte en materia de desecho, sino por lo íntimo que podría llegar a ser.  Definitivamente, ha sido todo un acierto. Muestra de ello son las hermosas piezas que nos han compartido participantes del curso.






En el arte de bordar con cabello nos encontramos con los MOXIU o Bordados Negros, los Bordados Lausín y el Bordado de Luto o funerario con técnicas como el Cuadro de Luto y la Joyería de Luto.

Los bordados MOXIU tienen su origen en la Dinastía Tang (618-907) decayendo durante las Dinastías Ming y Qing (1368-1911) para surgir de nuevo en los años 70. Su nombre hace referencia a los largos cabellos negros de las mujeres chinas.

El bordado Lausín se hace con seda negra muy fina o con cabello y al ser estos materiales tan delicados imitan un trazo como con pluma o estilógrafo. 

En los bordados funerarios encontramos el Cuadro de Luto que son obras de una composición naturalista elaboradas con fibras de cabello adheridas en mechones sobre un soporte de vidrio, generando una textura tupida similar a la del bordado (Isla, 2017). La Joyería de luto, al igual que el Cuadro de Luto está elaborada con el cabello del ser amado fallecido, son objetos de uso personal como pendientes, pulseras o collares. Hablamos de los guardapelos. En el Museo Nacional del Romanticismo de Madrid podemos encontrar una excelente colección.

Bordar con cabello no es una técnica tan extraña como se pudiera pensar, tal como afirma la investigadora Carmen Gila, ya que "el bordado con cabello es una tradición con mucha historia, tanto en España, como en el mundo" (Gila, 2008, 2014).  Para acercarnos a la delicadeza y e intimidad del bordado con cabello nos referimos a la obra de Trinidad Morcillo. Artista granadina que empleaba hilos de seda en sus "pinturas a la aguja" y cabello en los "grabados al pelo o litografías".

Actualmente, artistas textiles usan su propio cabello en obras como expresión autobiográfica y esto se convierte en una marca personal. En la Obra "A keep sake I Cannot Give Away" (Un recuerdo que no se puede regalar), la artista Hu Xiaoyuan, la artista imprime su huella autobiográfica en cada una de las piezas. Así mismo, la obra de la artista colombiana Zaida Pulido nos muestra a través de retratos de sus amigos la intimidad de la vida cotidiana.

En esencia el bordado con cabello tiene un vínculo muy fuerte con la vida íntima de las mujeres. Es una obra, objeto de gran valor no sólo por la delicadeza y laboriosidad de su elaboración, sino por el origen de su fibra. La bordadora usa su cabello para elaborar la obra y la ofrece como una pieza de sí misma. Tanto los Bordados Negros, los Grabados o Litografías al pelo y los guardapelos son obras transnacionales y transgeneracionales. Ejemplo de ello es el Pañuelo de Cortejo en México, allí "las mujeres realizaban una ofrenda a sus novios usando sus cabellos para elaborar bordados, que, a primera instancia, pareciera ser una impresión litográfica. De ahí que también era conocida como litografía en bordado" (Miku Meko-El Atelier, taller de Litografia en bordado, 2018).

En definitiva, el cabello es cuerpo y, por tanto es, posibilidad de libertad como símbolo de ruptura. El cabello bordado da testimonio de una vida, nos dice Natalia Isla Sarratea, 
encargada de Colecciones Museo Histórico Nacional, como en los Cedros de Luto. Bordar con cabello nos conecta con nuestra corporalidad y reinterpreta desde lo íntimo la imagen de lo público.











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